Son los primeros días de abril y apenas me voy despabilando, el marco de lo inseguro y lo absurdo se filtran por debajo de mis sabanas y duermen conmigo, aquí estoy…
Las muchas caras de la locura de desdibujan en mi espejo, apenas me estoy acostumbrando a creer que me quedare aquí, en esta puta ciudad, triste, mal lograda, autista, aún así no puedo dejar que mi falta de ánimo converja con mis investigaciones… ¿Desde cuando mi vida se volvió tan seria?
Quisiera hacerme el interesante, quisiera salir a jugar con la briza y reír con todos, pero no, esta vez no puedo dejarme llevar por la maldita corriente, tengo planes, raros, inconclusos, tengo postulados, sueños extraños, pesadillas austeras y raquíticas ganas de llevarlas a cabo, dormiré con la muerte, hoy me toca trabajar.
Que simple se oye esa palabra y a la vez encierra misterios y volcaduras dementes, Se me acaban las palabras, mi cerebro ha estado en letargo mucho tiempo, o será el monstruo come palabras que vive debajo de mi escritorio??
La gente no lo sabe, pero existe, se manifiesta en los diarios y cuentos, versa con estilo y cuelga de la oreja izquierda del escritor, bebe de los ojos del cronista y muerde la lengua del orador, ese monstruo se frota en el éter, se desvive sin tiempo y mancilla las ideas de los soñadores, “criaturilla absurda” le digo mientras me consume, “Pronto veras la luz” y la si.. alimen.an.. y el mund. tiembla.