En qué punto nos convertimos en el público silencioso que se
divierte morbosamente una cacería callada de recuerdos y nos volvemos centinelas
estoicos mientras dejamos que los actores del escenario subestimen nuestra
participación en la obra y nos tomen por producción más que por otro ente dramatúrgico…
Me siento líquido, me siento relegado a las butacas mientras
observo el universo moverse y conspirar ¿Debería reírme? Si me rio, la broma no
es para mi, los engranajes bien engrasados del destino han comenzado a girar
sin control y ahora ya no hay quien los pare, Quizás si meto la mano entre las
piernas de la suerte pueda detener el mecanismo… pero no, quiero ver en que
acaba todo esto y reírme mientras otra más toma asiento en el olvido.
Ella… El, Ellos, se deslizan entre sombras nocturnas y ojos
callados buscando un momento y un lugar para hacer el amor y a mí me arde la
garganta, supongo que no puedo con la sed de sangre, me reseca terriblemente el
orgullo.
El doctor me reviso esta mañana y el pobre hombre término
por echarme del consultorio cuando se dio cuenta que su Estetoscopio no estaba descompuesto -¿Cómo puede vivir sin corazón?- Seguramente es lo que
pensara el bastardo cuando coma su pan tostado y lee el periódico en el
desayuno pero tendrá toda una vida de pesadillas con mi rostro…
Aquí
estoy riéndome de todo, de ella, de él, de mi esperando ver el desenlace… yo no
lastimo a la gente pero mi presencia los obliga a matar la poca conciencia que
les queda, el día que se opongan a hacerlo, el día que sean más fuertes que mis
corrosivas tácticas de entretenimiento, ese día sabré que he encontrado la cadena
que hace años se rompió y quien sabe quizás hasta saque mi corazón de aquel
lugar perdido para volverlo a perder.