Corre el año de 1895, finales del siglo XIX, el mundo se
acerca a una nueva etapa, los países más poderosos del globo prosiguen con sus
ansias imperialistas, una variedad de corrientes ideológicas azota la psique
social, desde el idealismo absoluto de Hegel hasta el Nihilismo de Nietzsche,
pasando por el Materialismo Marxista. Por otro lado las artes plásticas
escandalizan con el Impresionismo, el movimiento Arts and Crafts comienza a
tomar fuerza en el universo del diseño. H.G. Wells estrena La máquina del Tiempo y Oscar Wilde presenta en escena La importancia de llamarse Ernesto, mientras
tanto en Francia, específicamente hablando en el Salon indien du Grand Café del IX distrito de París los hermanos
Lumiere presentan el primer espectáculo público de su cinematógrafo, sobre sale
la cinta Llegada de un tren a la estación
de la Ciotat la cual según la leyenda, ocasiono miedo y horror en los
espectadores, quienes saltaron y gritaron pensando que el tren los arrollaría,
el género del terror había nacido.
Teniendo como función, la de provocar pánico explotando el
temor y la angustia, el terror comenzó sus primeros años explorando los
recursos técnicos, estéticos, psicológicos y narrativos que pudieran manifestar
tales sentimientos en el público a través de la experiencia cinematográfica.
Así Georges Méliès, Maestro ilusionista y padre de los efectos especiales,
quien estaba presente durante el espectáculo de los hermanos Lumiere decide
darle rienda suelta a la imaginación y concibe la cinta La mansión del Diablo, una pieza de no más de tres minutos y medio
donde un terrible vampiro atormenta a un par de tipos que visitaban un viejo
castillo, la pequeña película presenta el macabro uso del stop trick, una técnica
descubierta por Méliès la cual consiste en detener la filmación y reanudarla
para dar la impresión de la aparición o desaparición de objetos, visualmente
asombrosa y de connotaciones relativamente mágicas debió haber sido todo un
evento para aquellos que la vieron por vez primera.
De manera paralela a los hermanos Lumiere, Thomas Alva
Edison, inventor estadounidense desarrollaría su propio sistema cinematográfico,
e inspirado por la novela de Mary Shelley produciría su propia y primera
adaptación de Frankenstein, la cual
sería dirigida por James Searle Dawley. En la película de menos de 13 minutos
vemos una versión sintética y extremadamente dramática del moderno Prometeo, en
la que podemos destacar el uso de precarios efectos especiales así como el
patoso final absurdo y lleno de cursilería.
Otro fabuloso
ejemplo de terror mudo es L'inferno
de Giuseppe de Liguoro, una obra fuertemente inspirada en la divina
comedia de Dante Alighieri, rodeada de hórridas imágenes, rica en paisaje
deplorables y decadentes poblados de terribles demonios grotescos.
Por mí se va a la
ciudad doliente, por mí se va al eterno dolor, por mí se va con la perdida
gente, antes de mi no hubo cosa creada, a excepción de los seres eternos y yo
duro eternamente, abandonad toda esperanza los que entréis aquí. -Tercer
canto del Infierno de Dante-
La caída de la casa Usher de Jean Epstein, es otra deliciosa pieza de tenebrosas
cualidades, de ambiente gótico y mal sano, es una de las primeras y más dignas adaptaciones
del relato del maestro Edgar Allan Poe
“Como si la
sobrehumana energía de su voz tuviera la fuerza de un sortilegio, los enormes y
antiguos batientes que Usher señalaba abrieron lentamente, en ese momento, sus
pesadas mandíbulas de ébano. Era obra de la violenta ráfaga, pero allí, del
otro lado de la puerta, estaba la alta y amortajada figura de Madeline Usher.
Había sangre en sus ropas blancas, y huellas de acerba lucha en cada parte de
su descarnada persona. Por un momento permaneció temblorosa, tambaleándose en
el umbral; luego, con un lamento sofocado, cayó pesadamente hacia adentro,
sobre el cuerpo de su hermano, y en su violenta agonía final lo arrastró al
suelo, muerto, víctima de los terrores que había anticipado.” -Penúltima estrofa de la caída de la casa de
Usher-
The penalti o el hombre sin piernas de Wallace
Worsley, fue sin lugar a dudas la obra cinematográfica que catapulto la
prolífica carrera de Lon Chaney, un
drama brutal, con una historia de gánster, violencia y venganza cuyo guión
podemos alabar de innovador y adelantado. Curiosa es la forma en la que Chaney
interpreta a Blizzard, pues los atónitos espectadores realmente creían que al
hombre le habían amputado las piernas. Hablando de Chaney podemos mencionar The unknown del prolífico director Tod
Browning, que nos narra un cuento cruel y terrible que tiene lugar en la dura
vida del circo.
Siguiendo con el listado de las obras más significativas de
este periodo cinematográfico nos reencontramos con el maestro Melies y la
emblemática The Sign of Cross que nos
narra la aparición del maligno y sus diabólicas huestes en el interior de un
convento y los intentos de los sacerdotes por exorcizarlo de dicho precinto.
De manos del mismo director se nos otorga The
damnatión of Faust, una pequeña cinta que influenciada por la novela
romántica de Goethe nos muestra delirantes escenas de un infierno festivo y
maldito.
Para concluir la satánica trilogía fílmica de Melies tenemos The Merry Frolics of Satan, otra
adaptación de Faust en la cual el
despreciable Mephistopheles hace de las suyas transportándonos a una realidad onírica
y surrealista, compuesta enteramente de escenas con un alto nivel de simbolismo
y tétricas extravagancias, la obra de Melies se sitúa entre una de las más icónicas
y apreciables de la historia del cine.
Uncle Josh in a spookyhotel de Edwin S. Porter brilla
por la demencia representativa de la compañía de Edison y nos narra de manera
breve una de las aventuras del tío Josh quien junto con el dueño de un hotel se
ven acosados por la maligna figura de un fantasma.
Dentro de la misma franquicia tenemos Uncle Josh's Nightmare
del mismo director y con el mismo protagonista, exceptuando que esta vez el
tristemente célebre tío Josh tiene una horrenda pesadilla en compañía de Satán.
The Haunted Curiosity Shop
de Walter R. Booth es un singular ejemplo de la macabra fantasía humana, contándonos
la historia de un Viejo vendedor de artículos históricos y los terribles entes
espectrales que hechizan el negocio, variando las maldiciones de torsos
femeninos voladores, esqueletos danzarines hasta un absurdo grupo de duendes
barbados. De la misma dirección de Walter R. Both tenemos la oscura e infame The Magic sword donde fantasmas, brujas,
un nefasto gigante y horripilantes cabezas voladoras se ciernen sobre un par de
enamorados.
The haunted house
de Segundo de Chomon inquieta nuestras almas con terribles visiones grotescas
sobre la estadía de una familia en una horrenda casa endemoniada, brujas,
demonios rancios, objetos voladores, fantasmas translucidos y llamas danzarinas
dignas de un jodido hell hole todo
esto y el impresionante uso del stop motion dan fuerza y notabilidad a este
filme de 1908.
Edgar Allan Poe de
W. E. Griffit es otra apasionante pieza de los inicios del cine y narra de
forma breve las terribles desventuras del angustiado escritor, quien se ve
inmerso en una historia de terror, con su amada agonizando y la maligna figura
del cuervo sobre el busto de Palas es inevitable maldecir hacia el cielo y
susurrarle a la oscuridad, Nunca más.
"¡Sea esa palabra
nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve
a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra
alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi
soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta
tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el
Cuervo dijo: Nunca más." – El cuervo, penúltima estrofa.-
La adaptación de Dr.
Jekyll and Mr. Hyde tienes dos versiones de esta época que valen la pena
resaltar, la primera viene de manos de Lucius Henderson, la segunda es obra de John
S. Robertson, ambas cintas exploran la lucha del hombre contra sus instintos,
el ansia de poder y la pasión desmedida se enfrentan a una oxidada e inflexible
moral.
“...El espectro de
algún antiguo pecado, el cáncer roedor de alguna vergüenza oculta, cuyo castigo
viene cuando años después la memoria ha olvidado la falta y el amor propio la
ha perdonado.” –Pagina 23 de la obra de de Robert Louis Stevenson.
El estudiante de Praga
de Stellan Rye y Paul Wegener, brilla como otro filme de corte impresionista,
la película narra una historia influenciada en parte por el poema “La nuit de Décembre” de Alfred de Mousset y
el relato William Wilson, de Edgar
Allan Poe, aunque también podemos señalar la fuerte influencia de Faust de Goethe, en la cinta vemos a Balduin
interpretado por Paul Wegener, un estudiante que está hastiado de la vida que
lleva, el cual por enredos del destino se enamora de una condesa, siendo esta
un relación problemática el joven estudiante hará un extraño pacto para obtener
el amor de la noble mujer, en dicho trueque un viejo misterioso le propone que
a cambio una fuerte cantidad de dinero él le pedirá cualquier cosa que se halle
en su habitación, la cual termina siendo su reflejo. La amenaza del döppelganger se hace presente.
Otra obra inspirada en los trabajos del irrepetible Allan
Poe es The Avenging Conscience o La conciencia vengadora dirigida por D.W.
Griffith. Es una historia que se apoya en la convergencia de El corazón delator, El pozo y el péndulo y Annabel Lee y trata sobre un joven
enamorado, el cual ve mermada su situación por culpa de su tío, al que decide,
gracias a la locura, la depresión y las terribles visiones de muerte, asesinar
y emparedar, con el tiempo la culpa, el ansia y la demencia se apoderan del
protagonista quien no repara en delirios y alucinaciones sobre su terrible
crimen.
The Cat and the Canary
o El Legado tenebroso del célebre
director Paul Leni es una adaptación cinematográfica de la homónima obra de
teatro, la cinta nos narra como el fallecimiento de Cyrus West atrae a sus tres
sobrinos, Annabelle, Charlie y Paul, quienes se presentan para la lectura del
testamento 20 años después de la muerte del tipo, Annabelle será la afortunada de
llevarse la casa y la plata del viejo, pero de forma paralela un psicótico al
que apodan “El gato” escapa del asilo y se refugia en la casa, la cual, para
rematar, está encantada.
Por último pero no menos impresionante, tenemos Les Vampires de Louis Feuillade, una
serie de cintas divididas en Diez capítulos que narran los terribles misterios
de una banda de gánster de la vieja parís, dicha organización se hacen llamar “los
vampiros” y será el periodista Phillipe Guérande quien se encargue de
desenmarañar sus oscuros secretos.
Sé lo que se deben estar preguntando, ¿Dónde están El gabinete del Dr. Caligari, El Fantasma de la Opera y la inolvidable
Nosferatu? Pues bien, creo que estas
cintas merecen su propio espacio, en el cual abordaremos los principios estéticos
y filosóficos del Expresionismo, sobre todo su historia y su relación con estas
películas, así que sin más preámbulos me despido, soy el Dr. Aleister Curiel y
les deseo dulces lunas y bellas pesadillas.