Hoy me despierto, no hay cigarros, no hay luz, no hay vida, no hay esperanza, solo me queda levantarme, buscar la rutina que hace tanto tiempo se escurrió por mis manos y pensar.
¿Cuánto tiempo llevo aquí? Miro a mi alrededor, libros tirados, cajetillas vacías, ropa sucia y un espejo estrellado, yo soy la distorsión de mi reflejo, el verdadero Uriel es aquel que yace estrellado en el espejo… el cuarto ya parece una pocilga.
El ir y venir de un estado a otro me ha dejado atontado, el plan era simple y funciono, estaba bien, contento, temerario y tranquilo enfrentando un mundo nuevo, una vida nueva, pero fue en el último instante que sus palabras resonaron en mi cabeza… “Rendirse no es una opción”, “cuando se empieza una cosa se acaba, sea bueno o sea malo”… es gracioso de cómo unas simples palabras te pueden infectar el virus de la duda, termine recogiendo mis cosas, despidiéndome de mis nuevos amigos, había algo que tenía que hacer…
Regrese a mi pocilga, no hay nada nuevo, las mismas caras, el mismo sentimiento, en San Luis el tiempo no pasa.
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