"En la ciudad de los muertos vivir es un pecado"
23 fueron las veces que Miranda le grito a Matías que cerrara la puerta de atrás, que aquellos despojos que alguna vez fueron humanos podrían entrar fácilmente, Matías escucho las primeras veinte, mientras tapizaba con las tablas que alguna vez fueron la bonita mesa del comedor las ventanas que habían roto la noche anterior aquellas mórbidas creaturas, de las últimas tres exclamaciones solo escucho un susurro, pues el silencio de la muerte se había apoderado de sus oídos a la vez que un par de tenazas, mandíbulas podridas y dedos retorcidos rasgaban su carne, Cuando Miranda salió del shock que le produjo los horribles gritos de su hermano se cercioro de buscar ayuda en el segundo piso de la vieja casona, pero era demasiado tarde, ellos ya estaban allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario