Los miércoles se han hecho legendarios en México por la fabulosa promoción del “2 x 1” en Cinepolis, la compañía más grande de cine en la nación, y aunque no quisiera adular a ese monstruo de la industria tan culpable del mal estado del séptimo arte en estos últimos años, si agradezco la formula, porque a veces pobres diablos como yo esperan toda la semana para poder invitar a alguien a disfrutar un poco de entretenimiento sin necesidad de vaciarnos las carteras.
Pues bien, el pasado miércoles tuve la oportunidad de ir a ver “Immortals” de Tarsem Singhy por el bajo coste del boleto aproveche para disfrutarla en 3D y de paso quedarme con unos de esos lentes de realidad aumentada y sinceramente salí completamente decepcionado.
El guion es peor que pésimo, un filme sobrepoblado de efectos visuales a los que no puedo denigrar ya que sinceramente ver la colorida sangre brotar de cabezas explosivas en realidad aumentada fue lo mejor de toda la película, y si no hubiera tenido esas hermosas gafas hubiera salido más cabreado que “Hiperon” (malo de la película) y hubiera asaltado la confitería del establecimiento y todo eso solo para recuperar las pasta que me habían robado por ver tal bodrio. La dirección de arte y vestuario es un acierto en un examen en el cual “immortals” no alcanza ni el tres, solo podemos salir de sala o tristes y enfadados y para los que conocen la particular historia del héroe mítico Teseo, salimos con una extraña mezcla de ambas.
Afortunadamente la noche fue salvada por mi graciosa y querida acompañante, una buena amiga que cortejaba al viento con su nuevo y deslumbrante mechón rosado, es grato ver como algo tan sencillo puede deslumbrar bastante, pasamos la noche hablando de historias, jugando uno, adivinando la carta sobre nuestras frentes y bebiendo whisky.
Uriel, Cambio y fuera.
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