O cada día que pasa estoy más cuerdo o más loco, ya no se qué
pensar de la vida, se le han acabado las palabras a mi boca pero nacen nuevas
tintas en mi corazón.
Que solo son los sueños y la fantasía los pilares que
sostienen mi vida, ese solitario recoveco que he llevado sin timón durante
años.
Estoy pasando por la desintoxicación de antidepresivos y la
distemia me tiene contra las cuerdas, se que podre, quiero creer que puedo ser “feliz”
sin narcóticos, que el mundo gris y voluminosamente infecto de apatía puede
darme las llaves para ser yo mismo.
Por ahora el alcohol y el tabaco se han consolidado como mis
mejores aliados, la soledad se va haciendo una conmigo y el miedo a morir en el
desierto sin nombre de la duda y la pasividad se difumina con cada noche que
aterrizo en Oniria, mi hogar.
Se me ha venido la primavera encima y las flores de mi jardín
han muerto antes de ver el sol, me he desenamorado del recuerdo, de lo que pudo
ser, de lo que jamás será y me estoy entreteniendo en perfeccionar mis vicios,
son días raros.
Ahora comprendo lo que mi psiquiatra me decía, vivo alejado
de la realidad, en la fuga eterna de mis delirios, usando de barco mi
imaginación para ausentarme del fracaso que soy, no soy nada y probablemente lo
seguiré siendo hasta el día en que los gusanos me devoren los ojos.
Podre con el pesar de mi ignorancia, con el repudio a mi
pasado, con la infelicidad que me promete mi futuro, podre vivir entre cuerdos,
podre perder la cordura en un mundo de demencia, no lo sé, pero quiero
averiguarlo, quiero ser feliz sin que nadie me diga cómo hacerlo…
Mi vida no es mala, tengo todo lo materialmente posible y
necesario, pero me faltan ganas, metas, amor, compañía, a veces los amigos se bifurcan
y solo resta sonreírles y desearles lo mejor, las cosas cambian, yo he
cambiado, drogado y mal sanado me dejo de importar mi forma de ser para con los
demás, me viajaba en palabras sin elocuencia y perdí mi capacidad creativa.
Solo me queda intentarlo y si he de morir en el intento prefiero
vivir a mi manera hasta que eso suceda… Ojala cuando la dulce parca me robe el
aliento tenga alguna mano fuerte sujetando la mía, no quiero pensar que he
vivido en vano.
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