La Familia es lo primero

Mas sin embargo está mal dicho y sin embargo mi padre usa este par de palabras en la mayoría de sus charlas… jamás lo he corregido, ayer casi lo hago.

Mi Viejo ha pasado de antagonista a modelo a seguir en mi vida, creo que mientras más crezco más lo comprendo y viceversa, qué tiempos aquellos donde nos evitábamos y confrontábamos cada vez que podíamos, pero ambos hemos aprendido a ceder, a compartir con el otro su visión de la vida y si algo puedo decir después de todos estos años que estuvimos en guerra es solo un sencillo pensamiento… si volviera a nacer pediría volver a ser su hijo y esto va para toda mi familia, un hermano que amo más de lo que se puede amar y una madre que lo es todo dentro de lo que yo soy y seré, la familia es lo primero.

No somos perfectos pero en nuestros defectos somos únicos y son estos los que nos mantienen unidos cuando las cosas van mal y aunque hay días como el de ayer, donde el estrés de venir siendo sermoneado durante horas por mi imprudencia al conducir me llegan a sacar de quicio es solo meditando con horas de tranquilidad que entiendo porque se me reprende, aún soy joven y no puedo competir con la sabiduría que le han dado sus canas a mis progenitores, pero se de antemano que cuando yo tenga las mías me sentare en el ocaso del tiempo a sonreírle a mis viejas rabietas y dejarme saber que ellos siempre tuvieron razón.

Desde las absurdas connotaciones políticas que mi viejo le brinda a cada segmento de la vida, pasando de una leve tendencia izquierdista hasta un paranoico dogma sobre teorías de complots abrumadoramente irreales, las arraigadas tradiciones anacrónicas de mi madre y sus refinados gustos por comprarnos prendas que ni pedimos ni nos gustan y una reacia tendencia a explicarle a cualquier extraño los problemas más íntimos que nos suceden,  aún así sin esos toques mágicos de insanidad que llevamos tatuados en el clan me serian muy aburridas las tardes que me ha tocado compartir con ellos.

Y es que en la soledad de una vida madura sin una pareja con la que compartir los viajes de primavera, las largas estancias en estados pintorescos y la valoración de los mágicos escenarios que nos brinda el alcohol es con la familia que se busca llenar ese hueco imperecedero que nos hace sentir solos y desahuciados, sea compartiendo el programa horrible que se avienta mi jefa para poder charlar con ella o deliberadamente dejar escapar un suspiro de neoliberalismo enfrente de mi jefe para compartir una charla ideológica, mis padres nunca me han abandonado.

Me he sensibilizado bastante los últimos años, mi estancia en el psiquiátrico, mis paseos por los vicios, mis noches de locura y mis mañanas de arrepentimientos vanos me han forjado en un ente sensitivo y comprensivo, no esta tan mal como yo creía.

No hay mejor condena que la de ser feliz sabiendo que en equipo la felicidad de uno la comparten todos.