2 may 2011

Comida rapida

-Tienes algo en la mejilla
Manuel y Berenice tenían apenas dos años de novios, muy poco para el tiempo que habían pasado juntos. Ambos celebraban la compra de un pequeño departamento a orillas del centro.
-¿Qué?
-Que tienes algo en la mejilla
Tortas el Rey había sido el sitio que habían escogido para pasar el rato, Ambos se veían felices, sonrientes, plenos.
La malteada que tomaba la joven le había dejado rastros espumosos en un lado de la boca
-Te lo quito yo- Dijo Manuel alcanzando una servilleta y frotándosela suavemente
-¿Cuánto nos queda Amor?
-Apenas lo suficiente
-Entonces hay que conseguir más- Dijo ella metiéndose la mano en un bolso grande color carmín
-Bere, cielo, ya no podemos seguir haciendo esto
-Pero fue tu idea desde el principio
-Sí, pero siento… que ya ha sido demasiado
-Es por la chica de la otra vez, ¿verdad?
-… no lo se
-No creí que te afectara tanto amor, ya te dije, fue un accidente
-Si lo sé… pero es que no dejo de pensar…
Había alrededor de quince personas dentro del restaurante contando a la joven pareja, para ser mediados de semana el lugar estaba lleno.
-Mira Manuel, en este trabajo las cosas son así, yo lo entendí desde la primera vez que lo hicimos
-lo sé… cielo conseguí un empleo en un notaria
-¿Qué? ¿Por qué no me lo habías dicho?
-Quería que fuera sorpresa… no pagan mucho, pero podemos vivir con lo que gano
-¿Entonces esto de dejarlo va en serio?
-Si
-Pero entonces lo de hoy, lo que habíamos planeado ¿Ya no quieres seguir?
-No… bueno, sí, pero… promete que esta será la última vez
-Claro Amor, lo prometo
-Te amo Bere
-Yo también te amo
-…
Berenice se levanto con un arma en las manos, Manuel le secundo, la gente empezó a gritar yo calmadamente apunte el revólver que ya tenía afuera a la nuca de la mujer y jale el gatillo un par de veces, Berenice cayo convulsionándose, su cuerpo había sido despojado de la mitad de su cabeza y sufría horrendos espasmos, Manuel asustado y furioso no supo actuar a tiempo y solo tuvo la oportunidad de verme una vez mientras le disparaba a la cara…
Deje mi cuenta pagada y salí del negocio con un cierto aire de realización, había seguido a la joven pareja más dos meses y ahora que los había asesinado estaba claro… mi hija estaba vengada.

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