Ella me pregunto si ya se había acabado todo, no supe que contestarle, como iba explicarle que la razón por la que dormía todas las noches con la luz prendida ahora estaba en la casa, tuve miedo, como siempre tengo miedo cuando la luna se asoma por la ventana, recorde las palabras que decía mi abuelo “no hay que temerle más a los muertos que los vivos” quizás si él hubiera visto lo que yo vi aquella madrugada cuando tenía seis años no lo hubiera afirmado tan temerariamente. Volví a mi realidad, ella me agarraba del brazo con fuerza, temblaba de forma espeluznante y su piel estaba más helada que el hielo.
-Si amor, ya acabo todo- Le estaba mintiendo, ¿Pero que otro camino me quedaba? Si le decía lo que sabía probablemente se volvería loca
-Si ya acabo…- dijo tartamudeando y afianzándose a mi brazo s hasta propinarme el dolor de sentir sus uñas escarbando en mi carne.
-¿Por qué sigo teniendo miedo?-
-Porque ya sabes la verdad y jamás volverás a sentirte segura.
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