17 abr 2011

Pinhead

Ella nunca sintió el hacha cuando esta se abría paso entre su carne, uno, dos, tres y su columna vertebral quedo expuesta, después la volteo para verle el rostro una última vez y escupirle en la cara, y aunque lo hizo sintió que debía profanar aun más su cuerpo, el cual se encontraba convulsionándose desde hacía unos minutos, nuestra heroína tubo un momento de iluminación y cruzo la sala en una especie de baile triunfal, como cuando los niños corren felices por un caramelo, así llego hasta donde se guardaban las herramientas y aunque la caja era demasiado pesada ella pudo arrastrarla hasta donde yacía el cadáver, había pensado en Pinhead de Hellraiser y comenzó a clavar una y otra vez esos largos clavos en el cráneo de aquella desdichada, para su deleite los mejores fueron en los ojos porque cuando los golpeo con el martillo un liquido fétido y amarillento salió disparado a su rostro, al cabo de un par de horas la cabeza de aquella mujer estaba cubierta de clavos, nuestra amada protagonista acomodo el esperpento cadáver en la mecedora que en vida fuera el asiento favorito de la difunta, le dio un beso en la mejilla y le dijo –Te quiero mami-

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