"Ser el mejor usualmente significa demostrárselo a todos"
No pasaron ni dos segundos desde que Julián paso la meta para que aquel muchacho de nombre nubloso la atravesara también, Yael el segundo lugar de la carrera de atletismo se poso en el pódium con una sonrisa tremenda mientras los jueces lo coronaban con una medalla vistosamente plateada pero dudosamente del mismo metal, en cambio Julián la recibió de mala gana mientras una nube de pensamientos le obligaba a preguntarse si de verdad era mejor que aquel chico.
Años más tarde ambos hombres, ahora ya todos unos licenciados tuvieron la fortuna de toparse en una entrevista de trabajo, meticulosamente se estudiaron mutuamente en silencio dentro de aquella pulcra y siniestra sala de recepción, finalmente Julián decidió romper el hielo y cordialmente se acerco a saludarlo, después de un rato los adversarios se dieron cuenta de las igualdades que había entre ellos, misma carrera, misma edad, mismos gustos, la cosa pintaba para que naciera una fructífera y duradera amistad, cuando oyeron que se acercaba el jefe de aquella prometedora y virtualmente exitosa empresa ambos consintieron en dejar claro que aquella competencia seria limpia y que ninguno le guardaría rencor al que se llevara el puesto, minutos después descubrieron que el dueño de la empresa era ni más ni menos que el opacado tercer lugar de aquella épica carrera de atletismo… Julián y Yael se miraron sobresaltados, la tortuga habia aprendido a volar.
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