Ella está detrás del monitor y se mantiene en silencio, su fotografía metamorfa se difumina en la pantalla de chat… ¿Qué le digo? Me dice mi corazón desde el centro de aquella ciudad maltrecha y derrumbada, me he cansado de pedir perdón por hechos que no cometí, así pues acepto el castigo por una ausencia de crimen y mientras le pongo un trago a la fortuna, me saco los lentes y pongo rumbo a la cantina, el amor es una onomatopeya mal dicha, una desventura sin final y ante la desdicha de saberse solo, la tarde se engalana con melancolía, una ciudad parpadeante, unos labios embriagados en rencor y aquella foto que ya empieza a empañarse, el día me quieras te darás cuenta porque no estoy a tu lado.
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