Te veo pasar por la ventana de ese bar donde tantas veces nos hicimos el amor con la mirada, llevas un suéter tejido de melancolía, muchas penas en el alma y un silencio en la garganta, olvidaste maquillarte de mentiras y tus pantalones se ven más sueltos que de costumbre, caminas y arrastras los pies como quien no tiene ganas de usarlos.
Volteo a susurrarle a mi acompañante lo inconveniente de tu estado y ella solo contesta con silencio, una mueca grotesca y algo de risa forzada, “Te lo mereces”, yo le respondo a mi menta con recuerdos distantes y le doy play aquellas cintas que llevaban tu nombre marcado.
Un trago a mi bebida y mi acompañante se disuelve en historias planas y melindrosos dramas, me paro, me voy, corro y no te busco, mañana habré desaparecido y todo será un sueño dentro de una pesadilla.
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