Puede que la noche caiga sobre mi regazo tal cortina siniestra de temperaturas gelidas, Puede que no esboce sonrisa, ni pena, ni llanto cuando mi padre derrama lágrimas de soledad en la cocina y atienda su dolor con falsas palabras de ánimo ¿Quién es el lobo para domesticar al coyote?
Y si las estrellas cayeran a resorterasos y los peces se suicidaran en redes cósmicas, en telarañas amorosas de venenosas y mansas criaturas y si muriera en tu vientre para nacer contigo, juntos, como si tu cuerpo se deslizara por mi boca, bebiendo tu carne, masticando tus huesos y vomitando tu corazón, ese marchito órgano que dejo de funcionar cuando preguntaste mi nombre…
Si la mañana se vistiera de morado, si tus labios fueran de otro, si en tus historias yo no existiera.
Si dejara de amarte ¿Cuándo te olvidarías de mi?
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